
Hace poco alguien me comentó que yo escribo con nostalgia, y pensandolo bien, sí, realmente es eso, nostalgia, es como un sentir diferente a la tristeza, tampoco es pena, es como un recuerdo sabroso de algo que ya pasó y que está lejos. Así me siento, pero también estoy muy ubicada en mi presente, y gracias a Dios puedo decir que mis recuerdos de México y de mi vida allá son muy buenos, y si pasé momentos tristes, de enojo, de frustración o de sufrimiento, no me acuerdo mucho de ellos, y creo que todo me ha ayudado a ser la persona que soy ahora.
Ayer alguien a quien quiero mucho lloraba porque había discutido con su novio, y a pesar de que me dolió ver esas lágrimas, sé que son experiencias personales, que debe vivir la misma persona, nadie puede "sufrir" por tí, ni el dolor, ni la felicidad; es algo muy personal, nadie puede sustituirte para pasar por ciertas experiencias desagradables. Es como un parto, nadie puede tenerlo por tí. Sin embargo, sí que podemos los otros hacer sentir a esas personas que pasan por momentos difíciles que las acompañamos en la medida de nuestras posibilidades.
Yo creo que todo lo que se vive nos forja y nos hace más fuertes, como dicen por ahí, "golpe que no te mata, te fortalece", o algo así.
Yo agradezco a todos los que estuvieron conmigo en momentos duros de mi vida, cuando mi hermana y mi papá murieron, (a mis familiares, jefes y amigos), cuando me divorcié (a mis incondicionales hermanas y mamá y a mis tres hijos), y cuando me vine a España, con todas esas palabras de ánimo que me daban mis amigas desde México. Gracias a todos. Quiero que sepan que todo eso me ayudó mucho y creo que ya estoy del otro lado, (¡Ya era hora!). Un beso a todos.